En 1987 Vilém Flusser publicó una pregunta en el formato de un libro: ¿Tiene futuro la escritura?, en un contexto en el que la imagen parecía desplazar a la escritura. Como ningún otro teórico, Flusser con una mirada ensayística y crítica adelantó un porvenir tecnológico en una sociedad cada vez más inclinada hacia la superfices como gesto cultural. Vislumbró una compleja sustitución de procesos o de materialidades culturales. Flusser se va a las bases: el alfabeto y la escritura, la grafía y el código, el libro y el editor, el mensaje del texto y el mensaje pasado por el proceso oral. Indagó alrededor de los dispositivos de almacenamiento o los contenedores y cómo estos cambios alteraban prácticas de escritura y de lectura o disolvian conceptos amplios como la historia. "Tendremos que aprender a repensar la historia entera, para adelante y para atrás —una tarea vertiginosa", apunta en algún momento en el que registra el acelerado porvenir de un mundo hiperconectado por pantallas y código. A veces pesimista pero siempre sorprendente, con estilo irónico y erudito, Flusser es uno de los grandes visionarios de la teoría de medios que merece ser leído y comentado ampliamente. La traducción del texto fue la útima traducción del dramaturgo, escritor y traductor, Juan Tovar.