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Obertura Las Hébridas, Fantasía Escocesa y Sinfonía núm. 4

Bajo la batuta del director israelí, Lior Shambadal, y la participación solista del joven violinista taiwanés, Paul Huang, la Orquesta Sinfónica Nacional del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura interpreta de Felix Mendelssohn la Obertura Las Hébridas, la Fantasía Escocesa de Max Bruch y la Sinfonía núm. 4 de Johannes Brahms.

Originario de Tel Aviv, Lior Shambadal estudió viola, trombón, composición y dirección en Israel, para continuar sus estudios en el Mozarteum de Salzburgo. En Viena, Shambadal fue aprendiz de directores como Hans Swarowsky, Carlo Mario Giulini, Igor Markevitch, Sergiu Celibidache y Franco Ferrara.

Desde 2003 es director artístico del ensamble Mendelssohn Players de la Fundación Mendelssohn-Bartholdy de Leipzig.En el verano de 1829, Mendelssohn viajó a Escocia. Ese viaje lo llenó de ideas musicales. En la localidad de Abbotsford, el compositor alemán conoció al escritor escocés Sir Walter Scott, a través de cuyas novelas el mundo conoció el agreste e impresionante paisaje de Escocia, incluyendo por supuesto a las Islas Hébridas.

Por su parte, el gran pintor inglés, William Turner, ilustró una edición de textos de Scott, trabajo que lo llevó a visitar las Hébridas en 1831 y llegó hasta la isla de Staffa. En 1832, se exhibió en la Academia Real una pintura suya relativa a su visita a las Hébridas, titulada Staffa, la gruta de Fingal, que causó una gran impresión entre sus contemporáneos. La pintura en cuestión se refiere a una gruta de la isla, que mide cerca de 70 metros de largo y 20 de alto, y cuya bóveda está sustentada por altas paredes naturales de basalto. Fue esta gruta, y el sonido del mar entrando en ella, el origen de la obertura Las Hébridas de Mendelssohn, obra que también es conocida como La gruta de Fingal. Un gran poder de evocación es quizás la mayor cualidad de esta pequeña joya musical del romanticismo, en la que Max Bruch encontró en parte la inspiración para la creación de su Fantasía Escocesa.

Compuesta entre los años 1879 y 1880, la Fantasía Escocesa de Bruch está dedicada al violinista español Pablo de Sarasate  (1844-1908). Bruch siempre dijo estar muy orgulloso de su peculiar habilidad para manejar las fuentes folklóricas de diversos orígenes en su música de concierto. En esta Fantasía Escocesa, el compositor alemán no sólo retoma varios temas populares de la tradición escocesa, sino que convierte al arpa en un segundo solista, para recordar al oyente que en diversas regiones de las islas británicas, especialmente en Escocia y en Irlanda, el violín y el arpa son parte medular de los conjuntos que tocan música tradicional.

Ganador en 2009 del primer premio del Concurso de Violín Sion-Valais, el joven violinista Paul Huang se ha distinguido en el escenario internacional por su colorido sonido, su fogoso virtuosismo y su imponente presencia escénica. Originario de Taiwán, Huang se ha presentado en Estados Unidos, América Central, Europa y Asia, en renombradas sedes como el Carnegie Hall, el Alice Tully Hall y el Centro Nacional de Artes Escénicas de Beijing.Cierra este programa la Cuarta y última sinfonía de Johannes Brahms, compuesta entre 1884 y 1885 en Mürzzuschlag.  En la memoria de todos los amantes de la música de Brahms está claramente impresa la anécdota del último concierto sinfónico al que el compositor asistió poco antes de su muerte. En el concierto se interpretó su Cuarta Sinfonía ante un público totalmente entregado a Brahms, y la imagen romántica que nos ha llegado describe esa emotiva despedida entre Brahms y su público. Pero más importante que esa anécdota y esa imagen es el hecho de que, si bien es cierto que la última sinfonía de Brahms cerró una época en la música de su tiempo, también fue un punto de partida para un mundo nuevo que otros habrían de conquistar después de su muerte. En el mismo año en que Brahms inició su Cuarta sinfonía, Gustav Mahler (1860-1911) comenzó a trabajar en la primera de las suyas, el espléndido Titán.

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