La exposición reúne una muestra de arte católico producido en la Nueva España y en los primeros siglos del México independiente, integrada a partir de obras procedentes de la Colección Ayala-Muñiz y del Museo de las Californias, que ha cedido temporalmente varias de sus piezas.

La muestra agrupa casi medio centenar de obras, 40 pinturas y 9 esculturas, cuyo propósito es “entender la potencialidad de la pintura como herramienta pedagógica, específicamente las virtudes que la educación eclesiástica impuso en el pueblo mexicano”, según explica uno de los textos curatoriales.

Se trata de parte de la colección Ayala Muñiz consagrada al arte inspirado en temas asociados a las manifestaciones de la fe, que a lo largo de la historia han dado pauta, como es sabido, a una vasta producción pictórica puesta al servicio de la evangelización de los pobladores del Nuevo Mundo.