Videos

La necesidad de un museo sobre arquitectura de las minorías étnicas en Coahuila

VI Encuentro Nacional de Casas Museo. Mesa 2: Inclusión social.

Normalmente las casas museo están dedicados a la vida y obra de un personaje, generalmente ilustre o acaudalado, quien habitó dicha residencia. Muy escasamente están dedicados a mostrar la manera de habitar una vivienda, los usos del mobiliario o de los espacios. Mucho menos sucede de consagrarse a la vivienda de las minorías étnicas y la gente marginada.

Coahuila cuenta aún con numerosos ejemplos de arquitectura vernácula de esta gente, ejemplares a punto de desaparecer y que nos muestran formas de vida distintas al promedio. Estamos hablando de viviendas de la gente del desierto, que para sus techumbres hacen uso de fibras vegetales, tales como carrizo, quiote de maguey, varejón de sotol, gobernadora, albarda u ocotillo, tule o candelilla, echando mano también de desperdicios de la trilla como agregados al adobe. En ocasiones los muros y los techos se hacían con corteza de la Yuca (filífera o carnerosana). Por no hablar de los “jacales de traba”, fabricados con troncos ensamblados, de la Sierra de Arteaga. Otros ejemplos son las viviendas de los Negros Mascogos, la arquitectura religiosa de los indios Kakapú o los tipis o wig-wam de las tribus nómadas, como lo fueron los Lipanes (Nación N´dee), grupos que a lo largo del siglo XIX se pretendió exterminar, sin lograrlo completamente, y ahora reemergen entre nosotros para reclamar su derecho a existir y su lugar en los libros de historia.

No existe un museo como tal, pero resulta de vital importancia reproducir los sistemas constructivos ya desaparecidos y conservar ejemplares de aquellos a punto de desaparecer. Ello mostraría una diversidad de modos de vida, de la adaptación al medio ambiente físico y la diversidad de maneras de habitar las viviendas.

Nos interesa tu opinión