En esta pieza de video me acerco a estas figuras de poder, besando la historia, a mis héroes, mis hombres, fríos y erguidos por la ciudad invitándome a amarlos. Con estos gestos sutiles intento metafóricamente suspender el peso histórico y patriarcal que portan y el cual han cargado a lo largo de la historia hasta terminar siendo un pedazo más de metal en la ciudad. La discusión y provocación la busco frente a la obra ya editada y presentada en video al espectador, no en el lugar de la ejecución ni con el transeúnte. El beso para mí representa un gran afecto sentimental, una concesión mutua que ambas parten permiten y entregan con un sentimiento de amor, compromiso, pasión, lo que genera lazos afectivos más profundos. En esta pieza los besos que doy a estos personajes son intensos, pasionales, en tono sexual-erótico y tal vez un poco violentos por lo tosco y la forma frenética del contacto que quiero lograr con sus labios. Finalmente, cada personaje que escogí fue basado en lo histórico y en su potente valor que representa para la construcción de mi identidad mexicana: Javier Ocampo.

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